Ser micro influencer no es sinónimo de hacer las cosas gratis. En este espacio dejo claro qué espero de una colaboración, cómo valoro mi trabajo, y por qué muchas marcas aún tienen mucho que aprender. No todo vale por un par de productos. Spoiler: la visibilidad también tiene un precio.
Sé perfectamente cuál es mi lugar en redes. No tengo millones de seguidores ni campañas en marquesinas, pero sí tengo algo que muchos olvidan: una comunidad real, construida con años de contenido honesto. Soy una micro influencer, sí, pero no una principiante ni una ingenua. Sé a qué tipo de colaboraciones puedo aspirar, pero también reconozco cuando una marca se pasa de lista.
Algunas —no todas, y ni siquiera la mayoría— todavía creen que a los creadores pequeños se nos puede regalar un par de productos y esperar a cambio publicidad gratuita, como si esto fuera un favor. Que no se nos olvide que poner un anuncio en televisión o radio cuesta miles de euros y tampoco garantiza ventas. Y lo que hacemos nosotras tiene mucho más impacto emocional: creamos confianza, generamos conversación y damos cara al mensaje. Eso no se consigue con un banner.
He trabajado con marcas que me han tratado con respeto desde el primer mensaje. Emma, por ejemplo, no puso ni una pega con el producto. Pero también he recibido propuestas en las que me ofrecían cantidades ridículas (ni siquiera en efectivo, solo en producto) y cuando pedí algo razonable, hicieron ghosting. Literal. Como si pedir algo justo fuera un pecado. Spoiler: NO LO ES.
Colaborar con una creadora pequeña tiene muchas ventajas. Somos más accesibles, más cuidadosas con el contenido, y —en mi caso— lo vivo con mucha ilusión. Cada colaboración es una oportunidad para crecer juntas. No me creo más que nadie, pero tampoco voy a dejar que me tomen por menos. Si no me pagan con dinero, al menos espero ganar algo real a cambio. Porque esto también es trabajo, aunque no venga con nómina.
1. Tarifas justas, siempre: Si la colaboración es a cambio de producto, que ese producto refleje el tiempo y esfuerzo que pongo en cada pieza de contenido. No soy un escaparate gratuito; si me comprometo, es porque tiene sentido para ambas partes.
2. Transparencia ante todo: Mi comunidad me sigue por mi honestidad. Si algo no me convence, no lo recomiendo. Prefiero ser auténtica, porque al final, eso es lo que valoran quienes me siguen. Y para que no haya dudas, cualquier marca interesada tiene acceso a mi media kit con mis estadísticas actualizadas. Aquí no hay secretos, solo lo que soy y lo que ofrezco.
3. Gifting con sentido: No acepto productos solo por mostrar algo. Si un producto no encaja conmigo ni con mi comunidad, prefiero ser honesta y no incluirlo en mis contenidos. Siempre busco que lo que comparto aporte valor.
4. Mi tiempo tiene valor: Ya sea en productos o en pago, mi tiempo y esfuerzo merecen una compensación. No es solo crear contenido; es poner mi energía y mi visión en cada vídeo. Todo eso tiene un precio.
5. No regateo, pero sí valoro: Entiendo que a veces los presupuestos son ajustados, pero cuando me contactas, espero que se reconozca el trabajo que pongo en cada colaboración. Si me propones algo, que sea con un presupuesto razonable y realista.
6. Colaboraciones reales: No me importa si la colaboración es de una sola vez, siempre y cuando haya un entendimiento mutuo y se respete mi trabajo. Busco relaciones auténticas, basadas en la confianza y el respeto.
7. Contenido genuino, sin guiones: Mi contenido es natural porque soy yo misma. No trabajo con guiones ni guiones preestablecidos, porque lo que más valoro es la autenticidad. Mi comunidad me sigue por lo que soy, no por lo que intento ser.